Me cansé de guardar mis dibujos en un cajón y los puse al lado de textos sin mucha importancia sobr

domingo, 24 de julio de 2011

Devorando la Ciudad


 Las esquinas donde solía jugar, la casa alta donde los muebles eran de más de dos metros, los arbustos separadores de terreno, la casa de los abuelos, el barrio más tranquilo, esa calle por donde los autos no se atrevían a pasar.
La galería comercial con antigüedades, el almacén donde me regalaban los dulces de manjar, el video club donde conversaba con los amigos, la plaza donde nos juntábamos con los vecinos cada viernes por la tarde a contar nuestra semana y preparar los siguientes días, la pastelería donde comimos los mejores príncipes y brazos de reina de toda nuestra vida.
El banco pequeño, los cables pelados, el clásico restaurante, la fuente de soda donde comíamos los veranos, la casa embrujada donde siempre quisimos entrar y nunca lo hicimos, el colegio a un par de pasos, los columpios inmortales, el sauce y sus palomas, la tienda de frutos secos, la polvareda de la primera especie de ciclo vía, el loquito que gritaba los domingos por la mañana, el vecino que iba a trotar al cerro, la tablita por donde atravesar cada vez que llovía.
La ciudad fue devorada y cambia de todo hay unos fríos gigantes, las calles invadidas por ruedas, la multinacional instalada, el paradero congelado, las tiendas impecables la bordean, mientras aún sigo escuchando el organillero todos los fines de semana.

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