Me cansé de guardar mis dibujos en un cajón y los puse al lado de textos sin mucha importancia sobr

domingo, 31 de julio de 2011

El Corto Tiempo de la Mediana Edad


Podría haberlo jurado, así sería más fácil y todos los errores cometidos se podrían asumir como misterios que no se sabe como sucedieron. Tal vez fue su falta de compromiso, la ceguera que produce la imprudencia de los años, el exceso de sueños, o bien las cosas cambiaron abruptamente.

Creo que fue a los veinte años que la niña asumió sus primeras responsabilidades y se encadenó a sus primeras ataduras. Cuando los consejos de los mayores la hicieron cambiar de prioridades, las muñecas y los unicornios dejaron de ser pan de cada día. Las bondades de la adultez les eran presentadas por primera vez, como un secreto inabordable anteriormente, como el privilegio que dan los años al entenderse más grande. Pero no pasaron muchos años para que se diera cuenta que todo lo que estaba recibiendo de sus mayores eran solo cofres cargados de joyas de mentira, un sinfín de basura y mediocridad. El rumbo que eligió fue otro, y ya no importó como se le catalogase, sino en solo aprender a vivir a su manera, de forma honesta con sus más grandes obsesiones, con sus propias creencias, sin dejarse entristecer por la arrogancia de otros que no tenían ni idea de lo que salía de sus lenguas. La niña comenzó a vivir su juventud de una manera nueva, en la contemplación más infinita que cualquiera hubiese logrado, reposando en nubes de lo imaginario y celestial, intentando vivir su vida lo más lentamente posible, esperando el fin de ese preciado y corto tiempo de la mediana edad. Ella no pudo asumir las formas impuestas, eran absurdas, perdonenla.
No suspire querida niña, los deseos serán cubiertos por vasos de agua cargados de polvo dorado, los zapatitos te llevarán muy lejos, no necesites adornos, lleva un libro bajo el brazo, un montón de frases célebres favoritas, un par de piezas musicales y camina sobre el cemento sin zapatos, que no nos queda nada para terminar estos años, los mejores años…

domingo, 24 de julio de 2011

Devorando la Ciudad


 Las esquinas donde solía jugar, la casa alta donde los muebles eran de más de dos metros, los arbustos separadores de terreno, la casa de los abuelos, el barrio más tranquilo, esa calle por donde los autos no se atrevían a pasar.
La galería comercial con antigüedades, el almacén donde me regalaban los dulces de manjar, el video club donde conversaba con los amigos, la plaza donde nos juntábamos con los vecinos cada viernes por la tarde a contar nuestra semana y preparar los siguientes días, la pastelería donde comimos los mejores príncipes y brazos de reina de toda nuestra vida.
El banco pequeño, los cables pelados, el clásico restaurante, la fuente de soda donde comíamos los veranos, la casa embrujada donde siempre quisimos entrar y nunca lo hicimos, el colegio a un par de pasos, los columpios inmortales, el sauce y sus palomas, la tienda de frutos secos, la polvareda de la primera especie de ciclo vía, el loquito que gritaba los domingos por la mañana, el vecino que iba a trotar al cerro, la tablita por donde atravesar cada vez que llovía.
La ciudad fue devorada y cambia de todo hay unos fríos gigantes, las calles invadidas por ruedas, la multinacional instalada, el paradero congelado, las tiendas impecables la bordean, mientras aún sigo escuchando el organillero todos los fines de semana.

domingo, 17 de julio de 2011

Perchero de Moda


Hace unos años conocí a un tipo… bueno, si es que realmente se puede decir que lo conocí, o más bien conocí sus antojos y vulnerabilidades. En fin, ese tipo, según él, había pasado por muchas cosas y a pesar de su corta edad conocía muchas cosas, de las que hablaba siempre con seriedad, un fuerte juicio y una insoportable auto referencia.
Se remontaba a comienzo de las década de los 90’s y los movimientos punk que la ola de los 80’s había botado. Me habló sobre la disconformidad de los primeros años de la que él decía que era una “democracia de cartón”, que aún no creía que alguien nos pudiese gobernar, que el país con dictador o presidente electo era exactamente lo mismo. Vivió en casas ocupas donde, en sus propias palabras, nunca fue muy aporte. El relato se me puso a cuestas cuando me demostró que sus ideales no tenían ni una pisca de cercanía con el verdadero movimiento punk y me contó que al poco tiempo había conocido a una chica en la universidad que había pasado un año sabático en EEUU y trajo su amor por el grunge a Chile. Poco a poco, esas pocas ropas que simbolizaban en algo su resistencia se convertían en insípidas camisas cuadrillé, pelo largo y sucio, mirada constante al suelo y un personal stereo que pareciera que nunca saldría de sus oídos. Aunque lo omite, es obvio que tenía segunda intenciones con esa chica, y como la cosa no prosperó y Kurt  había muerto hace rato, comenzó a pasear por todas las modas y estilos que llegaban a él; pantalones anchos tipo militar, rastas, morrales y lana, se entintó su pelo de color, pero luego negro, fue al parque forestal y la blondie, formó parte de las filas de las primeras protestas masivas pero nunca le hizo asco a la sala murano. Se paseó por todo Santiago sin nada más que hacer, con sus padres-mecenas de ningún arte para formar parte de esta locura, colgándose a las ansias de su hijo por ser parte de la moda.
Actualmente a este tipo lo conocí como un shúper, pero un shúper con opinión de sentir que este estilo es el mejor. Si, él ha pasado por todas, aunque sea de forma superficial, claro, a él hay que respetarle sus opiniones… ¡Puaj!


domingo, 10 de julio de 2011

De las Imposibilidades

Ya sea máquina o animal, la envidia nos carcome por dentro. Hemos querido volar, bucear y mimetizarnos sin límite alguno. Hemos querido emitir vapor, funcionar de forma automática, cumplir varios procesos de forma simultánea, pero eso es imposible, porque somos tan solo un ser humano, ni animal completo, ni mucho menos máquina perfecta, tan solo un humilde y desechable ser humano sin mucho por donde deslumbrar. Necesitamos de zapatos para caminar, de equipos para navegar, de transporte para volar, de café para dominar el sueño, de computadoras para poder hacer muchas cosas a la vez, de ropajes para escondernos, de agua y hielo para aguantar el calor, de dinero para sobrevivir, de hogares para poder vivir, y así el cuento no termina nunca…
Las arquitectura y la ciencia copian la perfecta naturaleza y fisonomía de los animales, así como también de la flora. El proceso ingenieril les sigue con máquinas inalcanzables de forma orgánica cualquiera, y los locos de siempre siguen simulando a los bicharracos para no sentir que esta existencia fue tan inmunda y sin sentido. Es así como los valientes constituyen una parte importante de la invención humana, mientras las maestranzas siguen trabajando a todo vapor, y las fábricas siguen intentando hacer cosas imposibles.
Pero las imposibilidades no tienen mayor importancia para ciertas mentes humanas, algunos logran romper los límites y desafían la gravedad. Tal vez las almas suicidas buscan en algún lugar del cielo ese rincón que nos permite ser como las aves, capaces de volar y digerir el viento sin dificultad alguna, tal vez tanto dolor y sufrimiento sea solo una excusa para ver si de repente nos sale alas y podemos volar.

sábado, 9 de julio de 2011

domingo, 3 de julio de 2011

El Respaldo


Han sido 30 años de fotografías, correos, literatura y payasadas varias. Tengo toda mi vida en un pequeño dispositivo, y hoy se ha perdido. No sé si de pronto le salieron patas, tomó vida propias o qué, pero desapareció sin aviso previo alguno. Lo busqué por todos lados, entre las telarañas, los calcetines amontonados debajo de la cama, entre medio de los cojines del sofá, en el bolsillo oculto de la cartera, en el cajón de olvidados, en los revisteros que están plagados de boletas y facturas, y finalmente no dí con su paradero.
De pronto mi ilusa mente tuvo una “genial idea”; en cada poste de luz que tenga el barrio pondré un anuncio reclamando su perdida. ¡Una recompensa!, mucho mejor. Tal vez para muchos es solo un simple dispositivo, pero para mi es la vida entera, no se imaginen que exagero, es un respaldo no solo material por la cantidad de información almacenada allí y su tremendo valor, sino que también es un respaldo emocional de un valor incalculable; viajes, cumpleaños, paseos, tristezas, declaraciones de amor, rechazos, oportunidades y venganzas.

Debería haberlo llevado siempre conmigo, en mi bolsillo, tocándome el pecho, así no se hubiera escapado… ¿Y si alguien se lo llevó?, ¿y si alguien quiso llevarse mi vida?... Pero ¿habrá alguien que realmente le importe mi vida?, una vida llena de desconocidas y de intentos que nunca tuvieron resultados. Solo la vida de los genios importa, así que al parecer no tengo nada de que preocuparme. Y nunca apareció.