Cuando fui al último cumpleaños de mi mejor amigo, su abuelo comenzó a contar extrañas historias de la ciudad. Una de ellas era la del proyecto de la máquina mueve sesos. Hace muchos años, un connotado empresario, dueño de una empresa de informática había invertido toda su fortuna en tecnología soviética. En un comienzo solo se quedó con la premisa de que podía ser una poderosa herramienta para mejorar la productividad de sus trabajadores, y no contaba con las advertencias necesarias de los efectos secundarios de este sistema. El puerto fue el testigo de la llegada de gigantes engranes y tornillos sinfín y desde el aeropuerto llegaban cientos de técnicos especializados en el montaje y la puesta en marcha de esta gran mole. Luego de cuatro años de trabajo y armado de la máquina, el antiguo edificio donde se localizaba la empresa, comenzó a sufrir radicales transformaciones. Su altura se duplicó, pero sin continuar la línea de construcción; parecía que desde el piso 13 salían enormes cachos negros con forma de corona, mientras las ventanas perdían su forma rectangular común y sus alféizar comenzaron a curvarse.
Una vez que la máquina estaba completamente montada, descubrieron que toda esta tecnología había sido vendida a tan bajo precio porque aún no había sido testeada, por lo que se puso en marcha una serie de pruebas para comprobar su eficacia. Partieron experimentando con ratas y pequeños engranes incrustados en sus cabezas. El resultado fue que en vez de ser capaces de dar 658 vueltas al día en su rueda, cuando estaban conectadas a la máquina, eran capaces solo de dar 231 vueltas al día, pero sorpresivamente agrupaban las maravillas en formas geométricas. Luego experimentaron con gatos, y a pesar de hacerlos más lánguidos, gracias a la máquina comenzaron a modular su maullido a tal punto de llegar a decir palabras como “quiero”, “necesito”, “mamá”, “colaboro” y “maña” de forma muy educada y acordes al momento. Superando estas pruebas, experimentaron con el primer grupo de humanos; eran quince, todos hombres entre 20 y 35 años, solteros y sin hijos. Abrieron sus cráneos y sin problemas instalaron el engrane en los sesos de cada uno de ellos. La primera semana, todos aquellos hombres que solían trabajar alrededor de cuarenta horas semanales en el departamento de programación y eran sometidos a estas pruebas, no sufrieron ningún tipo de cambio en su desempeño y necesidades básicas. Pero bastaron solo unos días más, para notar cambios realmente considerables. Los primeros fue acortar el tiempo de programación exitosa de veintitrés horas de trabajo a tan solo dieciséis y media. A la tercera semana, ya eran casi súper hombres y demoraban solo nueve horas en realizar su trabajo. Cuando los alcances llegaron a reducir los tiempos de trabajo y así mejorar la productividad a tan solo cuatro horas, aquel orgulloso e importante empresario, se dio cuenta que el someter largas horas al día a los quince hombres de programación a esta tecnología tenía varios efectos adversos, como la conversión de pequeñas partes del cerebro a pequeñas partículas de cenizas, las manos se hinchaban y el pelo se caía. Como las organizaciones de derechos humanos nunca tardan demasiado, apenas se enteraron de esta noticia intentaron boicotear las pruebas, y aunque a ellos les fue imposible, el olor a sesos quemados apestaba tanto, que sus propios vecinos fueron los encargados de prohibir la actividad en la zona, por lo que el edificio fue demolido y el exitoso empresario nunca más se orgulleció gracias a este fracaso a cuestas. Solo logró rescatar algunos engranes y un potente motor, aislarse y tener a solo algunos afortunados quema cocos en una nada llamativa oficina ubicada al lado del antiguo lugar de los hechos, claro que esta vez van sentados frente a computadores de última generación juntos a un excelente sistema de ventilación.
9 comentarios:
los engranajes del progreso - inhumano, como siempre lo pintan
entrete
- Frank
http://frankhilzerman.blogspot.com/
delirante relato sobre una postmodernidad que aniquila el alma, reduciéndonos, hasta ser sólo pequeñas piezas del multiengranaje. me encantó!
la moraleja viene a ser que se puede hacer lo que se quiera pero sin que se note mucho, ¿no?
o quizás no haya moraleja, no importa, es una buena historia...
¡Me gustó mucho la historia! ¡Sí, sí, sí!
¿tecnología sovietica? joas joas
¿postmodernidad que aniquila el "alma"?
...ta seguro?
La dimensión ética en las investigaciones científicas es una necesaria arista que no debe perderse, me refiero al marco jurídico, social, individual (que no es tal, ya que siempre es social), ambiental.
El hombre es el motor de las aplicaciones (la ciencia como saber puro y contemplativo, no es una noción vigente) y la idea de progreso es relativa, según la corriente de pensamiento que la analice.
Saludos. Muy interesante relato (y extraño).
Me hiciste recordar ¨El mundo feliz¨.
Pronto seremos máquinas que estaremos pegados a una computadora sin movernos siquiera... falta poco.
Saludos Fran.
Primero: Colores! te quedaron muy bien los toques de color en el dibujo.
Segundo: el progreso cientifico siempre mermará la naturalidad de los hombres. Lo recomendable, como siempre, es el equilibrio sin que esto signifique inmovilidad, sino acciones que complementen.
Saludos.
Gracias por sus comentarios :D
Siii!!! colores!!! muchos dibujos anteriores tb los trabajé a colores pero luego los pasé a escala de grises, con este iba a hacer lo mismo, pero me revelé xD
Genial sus opiniones, las reflexiones sobre el progreso versus la integridad humana me han dejado pensando más de lo que creen...
Otro punto, no sé si están de acuerdo, pero pucha que se es valiente cuando se comenta en un blog identificándose aunque sea con un seudónimo, mucho anónimo es como saludar a gente sin cabeza.
Saludos!!! he visitado sus blogs, y estoy preparando un nuevo post.
Panchulei
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