Cuando se planifica un viaje, se mira a destino, se acomoda el origen. Cuando se arma una mochila, se lleva nuestras segundas pieles más importantes, en muchas ocasiones pueden sobrar durante la estadía, en otras extrañaremos aquellas de las que por descuido nos olvidamos. Una foto, algo de música para el viaje, un buen libro, un par de amuletos que no necesitaremos. El peso nos excede, y apenas podemos lanzarnos a esos lugares recónditos, tenemos la necesidad de desconectarnos de todo ese sur e ir hacia el norte de esta temporada.
Se me perdió el sur, se me olvidó de donde venía, me perdí y un mapa no supo ayudarme, no quiso seguir la aventura conmigo. Se me perdieron las ideas, me dejé guiar por el Sol y el viento. Me sentí tan sola, pero luego vi que los autos iban cargados de perdidos, que solo recordaban que querían ir hacia un solo lugar, y en el ánimo de superarse, se les perdió su origen, creyendo que ese destino era lo único que valía la pena.
5 comentarios:
Espectacular mi viditha!!!
me encantan tus entradas,,siempre tan original.
Te amo
Por muy espectacular que sea un viaje, no hay lugar como el hogar. Ese es nuestro norte, finalmente.
Saludos!
Como siempre hay trasfondo que no entiendo y creo que solo tu lo sabes.
Al menos no creo que se refiera a algún lugar físico.
Mmmm y el hogar está ahí todos los días para nosotros, hace bien un viaje para desconectarse de repente.
Al final terminamos perdidos entre tantos más que nosotros.
besos Fran.
cuesta mucho tiempo entender que, al final, no hacen falta mochilas, mapas ni complicadas planificaciones.
lo importante de los viajes es el recorrido, no el punto inicial y el final marcados en un papel...
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