Nos embarcamos en una enorme nave, la bodega atestada de comida y bebida para los cien hombres que me acompañaron. Las banderas a lo alto, el triunfo antes de ganarlo ya estaba declarado a los cuatro vientos. Todos los días los pequeños se dedicaban a afilar las espadas, cuidar de las armaduras, lustrar las botas del ejército, emprender el espíritu, gritar a lo alto; “¡Vaaamooos pooor eeellooos!”. Queríamos llegar muy pronto, me sentía como un pequeño Dios liderando a todos estos hombres, ¡qué Dios!, una Diosa bajada del Olimpo para dirigir esta noble conquista.
Hace años recibimos noticias de aquellas tierras vírgenes, de sus alrededores, de la dócil fauna, de la riqueza de la tierra. La empresa tomó la atención de muchos ricos y aventureros, que enceguecidos por la idea, dejaron sus riquezas y ocupaciones para ir a conquistar con sus propios nombres lo desconocido, a apropiarse de todo ese paraíso relatado por los viajeros de antaño que parecía no tener dueño.
“¡Estamos llegandooo!”… “¡Tieeerraaa a laaa viiistaaaa!”. Ahí estaba, con sus montañas, con sus arenas, su oro, el agua dulce que tanto deseaba que me envolviera y me limpiara de tanta borrachera a bordo, del mal olor a hombre. Entonces cuando llegamos, y pisamos la tierra firme, me deshice de todos esos animales que me acompañaban, a todos esos sucios y bárbaros ambiciosos que querían robar mi idea, mi sueño, mi conquista, los asesiné con mi propia espada, con esa pequeña fuerza burlada durante todos estos meses en medio del mar, con ese mismo silencio que les regalé cada vez que me hicieron callar, y con la misma idea de llegar a conquistar esta tierra que en sueños veía y que nunca ellos la soñaron… Me quedé sola, con todos los cuerpos alrededor mío, invadiendo con mi propio nombre, mi idea, mi sueño, la tierra donde conseguí mi gran conquista.
7 comentarios:
Notable.
Increible mi niñitha, te quedó muy bueno!!!
Te amo
A lo mejor habiéndose asociado con otro grupo no hubiera tenido que pagar con soledad su conquista.
Me acordé del juego de cartas "Nadie sabe para quién trabaja", en el que uno gana a último momento a costa del otro... como el caballero que anda con un manoseado papelito en el bolsillo.
El que persevera alcanza y ella alcanzó la gloria de la conquista.
Besos Fran.
Las conquistas que no se realizan a punta de espada, al final, tienen mejor sabor que ninguna otra...
Saludos y un abrazo.
Cuando uno quiere algo de verdad, no importa el precio.
Buen relato.
la conquista siempre nos acaba dejando solos, ¿verdad?
síndrome de Hernán Cortés supongo que lo llamarán...
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